Esa forma de glamour...
(La Vanguardia, 21 de setembre de 2000)


Emma Vilarasau, esa gran actriz, comentaba Jordi Vilajoana en Venecia. Tan accesible, tan cotidiana en sus apariciones en público. ¡Ya está bien de presentarse en camiseta y tejanos en TV3! Bueno, de accesible nada. Cuesta Dios y ayuda concluir una cita con ella, por lo ocupada que está. Ensaya estos días la versión teatral de "Un tranvía llamado deseo" y no para. Finalmente nos vemos. ¡Oh, no! ¡Emma se pasea en tejanos y camiseta! Qué diría el conseller si la viera... Bueno, el conseller no está aquí y uno tampoco va hecho un dandy.

El conseller de Cultura pide más glamour a las actrices catalanas.

Primero me gustaría saber qué entiende por glamour. Si glamour es asistir a los actos sociales, venderte en las revistas o figurar en la sociedad, si se refiere a eso y habla concretamente de mí, yo le diría que lo siento mucho, pero que esa forma de glamour no me ha interesado nunca.

¿Es el glamour un peaje inevitable en la carrera de una actriz?

El glamour, así entendido, es una operación de marketing. Hay quien se presta y hay quien no. Uno elige una profesión en la vida y yo elegí ser actriz. Eso lo demuestro cada día en el escenario y delante de las cámaras. Ese es mi trabajo. Pero la manera en que llevo ese trabajo fuera del escenario es una opción privada. Una opción que no critico si es diferente de la mía. Quien quiera ir de eso, pues que vaya. Pero lo que de verdad no acabo de entender es que se diga que por eso, porque algunas actrices no vamos de glamourosas, el audiovisual catalán no acaba de ir bien.

Esa carencia, si es que existiera, ¿de qué manera jugaría en contra del audiovisual catalán?

Es que es mentira. No juega de ninguna manera. Esa idea de glamour está pasada de moda. Formó parte de una época que ya no volverá. Me gustaría que me señalaran actrices glamourosas. ¿Candela Peña es glamourosa? ¿Lo es Victoria Abril? Miremos a Francia. ¿Lo es Juliette Binoche? Cuanto más lo pienso, menos lo entiendo. De Hollywood sí nos llega un cierto mensaje de glamour, de acuerdo. Pero hay mucho cine norteamericano que no juega a eso. Susan Sarandon, por ejemplo, una de mis actrices preferidas. ¿Ha hecho una carrera? Sí, brillantísima. ¿Ha trabajado? Mucho. Y para mí no es el ejemplo de una actriz glamourosa ni mucho menos.

¿Qué lugar ocupa el cine catalán en su carrera?

Mínimo, la verdad. Yo sólo he protagonizado una película, "Els sense nom", de Jaume Balagueró, y he participado en un par de telemovies. Y le aseguro que cuando fuí a recoger el premio que dieron a la película de Balagueró el pasado año en Sitges me puse monísima. Mi carrera, la verdad, es mucho más teatral y televisiva. ¡Ojalá el cine catalán estuviera tan bien como para dar trabajo a todos los actores! Por eso me sorprenden más las declaraciones del señor Vilajoana. Estoy convencida que no lo decía ni por criticar ni por molestar. Ni tampoco tenía la menor intención de herirme. Pero me inquieta que diga eso, pues me carga, nos carga a las actrices catalanas, con un muerto que tampoco nos merecemos. Estoy convencida que al audiovisual catalán le faltan muchas otras cosas y mucho más importantes que eso del glamour.

¿Existe un star system catalán?

Bueno, se intenta. Pero eso no tiene nada que ver con el glamour.

¿Será quizá que la sociedad catalana no aprecia ese tipo de glamour?

Quizá. Cada país tiene los actores que le corresponden. Los franceses son muy franceses, en el sentido que encarnan muy bien a su país. Y lo mismo pasa con los británicos. Aquí nunca se ha jugado a la carta del glamour. Si ahora dicen que es necesario, pues que lo organicen. Almodóvar lo monta bien. Y si quieren hacerlo aquí, que lo hagan. Ya decidiré yo si voy por libre o me monto al carro de la estupendez.


El conseller de Cultura, Jordi Vilajoana, lo tiene claro: las actrices catalanas tiene que ser más glamourosas, según explicaba a este diario en el pasado Festival de Venecia. El cine catalán va relativamente bien. Hay creadores, talento y dinero en forma de créditos. ¿Qué falta, entonces? Para Vilajoana, éxitos de taquilla y que nuestras actrices se pongan estupendas. El comentario, realizado de forma distendida, sin más alcance que el de un rápido análisis del audiovisual, mantiene desde entonces preocupada a la profesión.