¿De dónde sacas las lágrimas cuando actúas?
Sale solo, poniéndose en la piel del personaje. No me machaco personalmente, utilizo mis vivencias. Por eso creo que un actor mejora con el tiempo porque tiene muchas más cosas que explicar, mucha más vida detrás.
Tu personaje en la serie ¿se parece en algo a ti?
No. Porque soy una persona que normalmente enseño lo que siento y no lo sé esconder. Aquí me lo dicen siempre: "se te nota en la cara el día que tienes". Soy muy transparente pero siempre hay conexiones: Olga tiene un lado oscuro que a ella misma le da miedo ver.
¿Crees que hay tanta desconfianza en el mundo real?
Todavía no, pero creo que estamos en una sociedad muy competitiva. La gente pasa a veces por encima de los otros para llegar a algún lugar. Pienso que, en un mundo como éste, enseñar los sentimientos no te ayuda demasiado a tirar adelante.
¿Te cuesta salir de la piel de los personajes?
No. Eso es algo que se aprende. En el Lliure ensayábamos una obra por la tarde y representábamos otra por la noche, así que el cambio de chip lo tenías que hacer en una hora. Con personajes complicados como el de Olga, los primeros meses te vas a casa y piensas en el personaje todo el día, pero no porque lo sientas, sino porque, como actriz, te preguntas cómo lo podrías hacer.
¿Te gusta consumir historias escabrosas como las de "Crims"?
Sí. Aunque no es mi preferido, siempre me ha gustado el cine de terror, porque enseña la parte más oculta de las personas. Me gusta la intriga y sufrir en el cine. El miedo es un sentimiento que, en la vida, por suerte, te lo ahorras mucho. En una sala de cine, encerrado, puedes sentir ese miedo sin peligro. Es una de las emociones más puras que existen porque no se puede dominar y es una de las primeras que experimentas de pequeño.
¿De qué tienes miedo?
Soy una persona valiente pero, a veces, el futuro me da miedo, el no saber. Pero no soy nada miedosa, ni de pequeña. Mi madre decía que era por inconsciencia y yo también lo creo. La inconsciencia te hace valiente. No pienso nunca en los peligros, ni en la maldad de la gente y, como no pienso, a veces me he caído de cuatro patas.
Tu marido, Jordi Bosch, también es actor. ¿Es fácil compartir profesión?
Yo ahora sería incapaz (bueno, nunca se sabe) pero me costaría vivir con alguien que no fuera de la profesión, porque se comparten ciertos estados de ánimo. Llevamos once años ya y me funciona. No somos nada obsesivos con el trabajo y, además, tenemos dos niños que nos alejan mucho de este mundo.
¿Qué dicen cuando te ven en la tele?
Son muy pequeños y siempre nos han visto, para ellos es como una costumbre. A hora Jordi, el mayor (que tiene ocho años) está muy ilusionado con esta serie porque llevo pistola y me dice: "tú vas de chula". El pequeño tiene cinco: quería ver la serie pero le da miedo. Pero hasta ahora estaban bastante cansados de esta profesión y el mayor me llegó a decir: "bórrate de este trabajo,mamá, que no me gusta".
Si no fuese interpretar ¿qué sería?
Siempre digo que con una vida no hay suficiente para hacer todo lo que me gusta como escribir o dedicarme a la vida contemplativa. Me gustaría tener una masía para trabajar la tierra y escaparme allí bastante, no una temporadita. Me encantan los niños y, si tuviera tiempo, no me importaría estudiar psicología infantil. De hecho, queríamos montar alguna cosa para niños... pero no sé cómo ni qué, no acabamos de encontrarle la forma.
¿Qué escribes?
Sobre los personajes que interpreto, pensamientos y algún cuento. Pero no lo ve nadie. Así como en teatro te dejas la piel en un personaje que no es tuyo, aquí eres tú, es lo que piensas y me da vergüenza enseñarlo.
Es habitual verte con un libro en las manos?
Sí. Leo de todo. Lo último que ha caído en mis manos ha sido "La hija del caníbal", de Rosa Montero. También me gusta leer novelas de intriga y ensayos.
¿Qué harás cuando acabes de rodar "Crims"?
Tengo un "Estudio 1" para TVE pero luego no sé qué me deparará el futuro.
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